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Una ciudad, dos catedrales

En el pasado se decía que Vitoria era una ciudad de curas y militares. Quizás por eso tenga dos catedrales y parte de los antiguos pabellones del Ejército se hayan reconvertido en espacios del Campus Universitario. Hoy, es una de las pocas Green Capital que existen en Europa y una ciudad vanguardista que destaca por su calidad de vida.

La Catedral de María Inmaculada, más conocida entre los vitorianos como la “Catedral Nueva”, fue una de las últimas grandes catedrales que se construyeron en España. Es de estilo neogótico y con un aforo de alrededor de 15.000 personas, es uno de los templos más grande del país, después de la Catedral de Sevilla. 

Si tuviéramos que definir la Catedral de Santa María, conocida como la “Catedral Vieja”, sería una anciana de 700 años conocedora de las historias de Vitoria y que ha sido diagnosticada con una enfermedad terminal. Tras abandonarse a la magia de los mejores cirujanos en una operación retransmitida en directo y que se llamó “Abierto por Obras”, hoy se encuentra preparada para afrontar otros 700 años de vida. 

Durante sus visitas a Vitoria el escritor Ken Follet se enamoró del templo y de todos sus secretos. La convirtió en su musa y se inspiró en ella para escribir su best seller «Un mundo sin fin».  Una estatua del escritor galés se erige en la enigmática Plaza de la Burullería como agradecimiento. 

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