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Una Almendra milenaria

Pese a ser casi milenario, el Casco Viejo de Vitoria (alde zaharra en euskera) sigue siendo el lugar de reunión de los vitorianos. Su trazado medieval se ha conservado casi intacto y su forma de almendra lo convierten en un espacio único en el mundo. Perderse por sus calles, que trepan hasta la colina donde se fundó la antigua aldea de Gasteiz, es dar un paseo en el tiempo; irse de pintxos por sus bares es adentrarse en la cultura local; y estar atento a los detalles que se ocultan es percatarse del tempo con el que vibra el barrio más euskaldun y con más solera de la ciudad.  

Un aupa es la manera de saludar al camarero, y con un agur nos despedimos. El Casco Viejo es el lugar que no te puedes perder si estás de visita. La Plaza de la Burullería, a los pies de la Catedral de Santa María y la Torre de los Anda (en la izquierda de la imagen), es uno de esos sitios que te transportarán al pasado. La Plaza del Matxete es otro espacio con personalidad propia. Aún se exhibe el machete sobre el cual el Procurador General de la ciudad, en presencia del pueblo, renovaba el juramento a los miembros del Ayuntamiento de Vitoria, bajo pena de cortarles la cabeza si era incumplido. 

Muchos de los nombres de las calles del Casco Viejo reflejan los oficios artesanos de quienes las habitaban, como la Herrería, Cuchillería, Zapatería, Correría o Pintorería. Y hablando de los pintores del Casco Viejo…. una de las mejores formas de descubrir la zona medieval de Vitoria es recorrer la Ruta de los Murales conocida como `La Ciudad Pintada´: es un itinerario de pinturas en gran formato que salpican las fachadas de la Almendra medieval. Las obras de arte han sido realizadas por artistas, vecinas y vecinos de la ciudad, que, de forma colectiva, han ido transformando esta parte de la ciudad en un museo al aire libre. 

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